Telarañas regenerativas
Si nos encontramos telarañas en algunos rincones escondidos de nuestras casas, o quizás bien visibles en el techo, nuestra primera reacción es eliminarlas. Sobre todo si alguno de los habitantes sufre de aracnofobia. No obstante, en varios despachos del Centro de Investigación de la Escuela de Medicina de Hannover se han construido habitaciones exclusivamente para arañas, habitadas principalmente por una especie sudamericana, la araña de seda dorada o Nephila clavipes. Entre 30 y 40 de estas arañas del tamaño de la palma de una mano viven bajo esos techos, escondiéndose tras sus enormes redes de telarañas ante la atenta supervisión de científicos y visitantes.
Escuela de Medicina de Hannover. Nos dirigimos en ascensor al despacho de Christina Allmeling. Muchos tienen gran interés en sus investigaciones en su laboratorio de “cirugía plástica, manual y reconstructiva”. A unos pocos pasos más adelante, la doctora abre una puerta y recorre una cortina de seda negra inmediatamente detrás. En la espaciosa habitación vacía, ramas de un metro de alto sobresalen de las paredes. La mirada se dirige de forma automática hacia arriba.
„En esta habitación se encuentran nuestras arañas que utilizamos para la producción de la seda. Las arañas tienen ya un cierto tamaño, se portan muy bien entre ellas y tienen espacio para expandirse. Pero en algunos rincones se pueden ver arañas que permanecen delante o detrás de otras. Esto significa que esta especie de araña, la “nephila”, no podría hacer nada en un espacio menor. Lo necesitan para tejer sus redes.”
Las redes son gigantescas: de un metro de promedio. 30 de ellas cuelgan de las ramas muertas. Y en medio de cada una de ellas reposa una araña. Grande como una mano, con patas a rayas negras. Las arañas de la especie de las “Nephila” cuelgan cabeza abajo. Con movimientos expertos, Christina Allmeling coge una de ellas de su red y lleva a la beligerante araña a otra parte del laboratorio: las llamadas “manivelas”.
”No hacemos daño a los animales. Las inmovilizamos únicamente con una gasa. Las patas se distribuyen bajo la gasa, y después la fijamos con ayuda de pequeños clips para que la araña no pueda moverse y sólo sobresalga su abdomen de la gasa.”
El abdomen es importante, puesto que es ahí donde están las glándulas de la araña. La doctora encuentra rápidamente el comienzo de un hilo, y tira de él para sacar un trozo. La fina hebra se conecta directamente a una manivela cercana. Esta “rueca para la tela de araña” es una rueda de unos 30 centímetros impulsada eléctricamente que puede extraer hasta 200 metros de seda de una araña. Christina Allmeling pone en marcha el aparato:
“La araña produce seda de una de sus siete glándulas, y no puede detener esta producción de hilo por sí misma. Somos conscientes de la cantidad que podemos recibir de una araña, y ello depende naturalmente del tamaño y estado alimenticio del animal.”
La seda de las arañas es resistente a los desgarros, y ayudan a los cirujanos plásticos en sus experimentos para la reparación de tendones rotos y fibras nerviosas. El profesor Peter Volgt, director del departamento de Cirugía Plástica, apoya la utilización de las telarañas como material de sutura debido a sus ventajas:
“Una resistencia especialmente alta a los desgarros, elasticidad, una superficie especialmente suave, y ante todo, el hecho de que se trata de un material natural, no de materiales plásticos que no se descomponen, o si lo hacen, pueden producir ciertas reacciones inflamatorias. La seda de las arañas sigue un proceso de descomposición natural que no causa irritación en los tejidos”.
Ya las tribus indígenas de Sudamérica conocían las ventajas de las telarañas, y las aplicaban a heridas graves. Días después, por lo general, la herida lograba sanar. El profesor Volgt quiere utilizar la seda de las arañas como material de alta tecnología, por ejemplo, en casos de daños en tejidos nerviosos. A menudo, los motoristas sufren lesiones en los nervios de la zona de los hombros tras un accidente. Los brazos y las manos suelen entumecerse y quedarse así, porque las nuevas fibras nerviosas, al regenerarse, no encuentran su lugar. Seda de araña implantada en el hombro podría guiar las fibras nerviosas en la dirección correcta.
“Se necesita un envoltorio, generalmente una vena de cerdo vaciada para servir como una funda biológica. En este envoltorio introducimos cientos de hebras. Las nuevas fibras nerviosas buscan su camino a lo largo de estas hebras. Y lo mejor es que incluso conjuntos de fibras nerviosas se orientan siguiendo la seda de araña. Esto significa que las fibras nerviosas encuentran su camino y se regeneran hasta unirse.”
En experimentos con ovejas los resultados son prometedores. El próximo paso es que también pacientes humanos se beneficien de este innovador tratamiento con telas de araña.
Autor: Michael Engel / Lydia Aranda Barandiain
Editora: Enrique López