Cómo ha cambiado Colchane desde la crisis de 2021
18 de diciembre de 2024En 2017, el pequeño poblado chileno de Colchane tenía 1.728 habitantes. Navegando en rumbo opuesto a la tendencia de la región de Tarapacá, siete años más tarde su población había disminuido y llegado a los 1.578 habitantes. Cuando se recorren sus escasas calles puede verse algo de ello. Casas abandonadas, terrenos a medio construir donde no se pone un ladrillo hace años, escaso movimiento. La tranquilidad colchanina puede ser el preludio de la lenta muerte de un pueblo ubicado a 3.700 metros de altura, y cuyo lazo estrecho con Pisiga, en Bolivia, al otro lado de la frontera, es una de sus mayores fortalezas.
"El clima es complicado porque ahora en diciembre empieza el invierno altiplánico, tenemos altas temperaturas durante el día, pero después de las 19 horas baja y hace mucho frío, hay tormentas eléctricas, llueve mucho, hay nieve… acá ves pasar los distintos fenómenos climáticos en un día”, ejemplifica el coronel de Carabineros Adrián Andrades, prefecto de Iquique y máxima autoridad policial de la región, sobre las dificultades que enfrentan sus hombres en la subcomisaría de Colchane.
Ese es uno de los puntos que ha sufrido transformaciones desde que en 2021 una oleada migratoria, conformada esencialmente por venezolanos, copó el pueblo, colapsando sus servicios y generando toda clase de dificultades a una comunidad acostumbrada a la parsimonia, el silencio y el pastoreo de alpacas y llamas. El personal policial fue reforzado fuertemente, incluso con alumnos de la Escuela de Suboficiales, que están desplegados en la frontera y buscan generar lazos estables con la comunidad aimara, mayoritaria en Colchane.
Espacios públicos recuperados
"Con la crisis cambió la forma de vida de los habitantes, que han construido cierres perimetrales y puesto candados a sus casas”, dice a DW Javier García Choque, quien fue alcalde de Colchane entre 2016 y noviembre de 2024. "Esto también ha generado despoblamiento en localidades donde se concentró mayor población migrante, como Escapiña, donde hoy viven no más de cinco familias, o Quebe, donde quedan tres o cuatro familias. Para una localidad como esta, perder 200 habitantes es significativo”, pondera el político, quien a la vez reconoce que el actual Gobierno ha realizado inversiones que han recuperado espacios públicos que se perdieron durante la crisis.
La plaza de Colchane, sin ir más lejos, cuenta hoy con juegos infantiles nuevos, así como una zona para estacionar bicicletas y nuevas plantas, que dan algo de verde a un paisaje más bien árido. El consultorio médico de la localidad también fue remodelado, en parte con aportes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y cuenta con ambulancias nuevas. También se logró poner orden, mediante decreto municipal, al flujo de camiones en el paso fronterizo, para evitar aglomeraciones innecesarias.
"Lo que destaca el exalcalde de Colchane es una muestra de que las medidas han tenido un efecto positivo”, dice a DW Camila Castillo, delegada presidencial de la Provincia del Tamarugal. "Nadie podría negar que la imagen de Colchane hoy es muy distinta a las imágenes que veíamos el 2021”, señala, reconociendo que hay temas por mejorar y que el trabajo debe seguir adelante en esa misma línea. Recién aplicadas o en proceso se encuentran otras iniciativas, como la elevación a comisaría de la actual subcomisaría de Carabineros, la apertura 24/7 del Complejo Fronterizo y la creación de una Fiscalía de Frontera. El objetivo es fortalecer la presencia del Estado.
El factor militar
Uno de los cambios más notorios ha sido el despliegue de personal militar para reforzar los patrullajes fronterizos. Esto ha permitido una disminución evidente en el cruce ilegal de inmigrantes. El coronel Andrades también destaca la renovación de material que ha ordenado Carabineros, para ofrecer mejor calidad de servicio y, a la vez, proteger a su personal.
"Esta subcomisaría tiene seis vehículos 4x4 nuevos y equipados. También hubo una inyección importante de recursos para darles las medidas de seguridad necesarias a los funcionarios, que hoy cuentan con chalecos antibalas repotenciados, cascos balísticos y armamento para enfrentar al crimen organizado”, explica. "La presencia del Ejército es importante, acá en el norte ha sido un actor relevante. Cumplen un trabajo muy profesional y eficiente, con un buen contingente de militares”, complementa Trinidad Steinert, fiscal jefe de la Región de Tarapacá.
Hay temas pendientes, sin duda. La calidad de la ruta 15-CH que une Colchane con Huara es uno de los más acuciantes. Solo la mitad de los 162 kilómetros de esta vía utilizada por camiones que transportan mercancías desde Bolivia hasta Iquique,se encuentra en óptimas condiciones, mientras que el tramo más cercano a Colchane sufre de un deterioro importante, posiblemente por el exceso de uso y las lluvias del invierno boliviano que afectan con más dureza a ese sector de la cordillera de los Andes.
Y si bien la situación de seguridad fronteriza ha mejorado, dista de ser perfecta, "especialmente en las comunidades más alejadas, unos kilómetros más al sur, por donde ahora están ingresando los migrantes, dado que en Colchane están desplegados los soldados. Ahora los delitos se cometen en las localidades donde esperan su transporte, como en Taipihuano, donde constantemente los vecinos han pedido mayor seguridad”, revela García Choque, recordando un poblado donde a mediados de este año los vecinos pedían ayuda por redes sociales, temerosos al ver pasar sin control caravanas de inmigrantes.
(ers)