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Final de la era Hochtief

5 de enero de 2011

Editorialistas europeos critican la oferta pública de adquisición de ACS y exigen leyes más estrictas en estos casos. Asimismo demandan observar atentamente la situación en Hungría.

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Hochtief pasará a la historia.Imagen: picture alliance/dpa

Empresas exitosas vendidas como baratija

Rheinische Post, de Düsseldorf: “Klaus Wiesehügel, del consejo de supervisión de Hochtief, no aceptará ofertas de pasar a integrar el consejo de dirección de ACS: “Si recibiera una oferta tal, la rechazaría. Yo no estoy en venta y no quiero dar motivos a nadie de pensar eso”, dijo Wiesehügel. El jefe del sindicato de la construcción (IG Bau) había sido duramente criticado durante la lucha de absorción de Hochtief. Supuestamente en aquel momento Wiesehügel negoció en secreto con las altas esferas del consorcio ACS. Wiesehügel espera ahora reconciliarse pronto con el jefe sindical de Hochtief, Siegfried Müller, y dijo: “Lo invité a mantener una conversación personal”.

Westdeutsche Allgemeine Zeitung, de Essen: “Se acerca el fin de una era. La constructora más grande de Alemania, fundada en 1873, perderá probablemente su independencia. Al menos, todo parece indicar que en el futuro será un consorcio español quien dirigirá la central del consorcio Hochtief, en la ciudad de Essen. Cambios de propietario son algo habitual en la economía. Pero una OPA, como la iniciada por el jefe de ACS, Florentino Pérez, es una de las grandes excepciones. En este caso, un consorcio altamente endeudado, como lo es ACS, asume el control de una empresa en perfecto estado. Pérez logró esta maniobra gracias a un hueco en el derecho alemán de fusión por absorción. La dirección de Hochtief no pudo evitarlo: se carecía de una estructura de propiedad adecuada y la cotización bursátil no estaba acorde. También el Gobierno federal tendrá que cuestionarse si no habrá actuado muy despreocupadamente en el caso de Hochtief. La canciller no puede estar interesada en prácticamente malvender una empresa modelo de Renania del Norte-Westfalia. Se necesitan leyes más estrictas contra las ofertas públicas de adquisición, para evitar la liquidación de más compañías. En muchos otros países ya existen tales leyes”.

Hungría bajo especial observación

Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “Hungría se toma en serio el control de los medios. Una de las primeras víctimas es una filial de RTL. De hecho, la introducción de una ley de medios draconiana, en combinación con instituciones de control en manos del Gobierno, no hacen prever nada bueno. Pero tampoco hay que olvidar que la libertad de prensa en Hungría adquirió en el pasado formas horrendas y hasta repugnantes. En parte, los mismos que protestan ahora contra la ley son quienes se quejaban antes del antisemitismo, la xenofobia y la pornografía en los medios del país. Libertad de prensa y el pluralismo son piezas esenciales de una democracia en funcionamiento. Pero el resto de Europa debería mantener la calma. Habrá que medir a Hungría por sus “acciones” y no por sus “palabras”. El Gobierno de Orban tiene que saber que estará bajo observación acentuada”.

The Guardian, de Londres: “Orban ya echó al Fondo Monetario Internacional e insistió en que Hungría encontraría dinero en los mercados. Pero ahora, con su impuesto especial para 15 de las mayores empresas europeas, con el que pretende tapar agujeros en el presupuesto nacional, hizo enfadar a varias personas muy importantes. Hungría es de facto un sistema unipartidario. El país puede ser populista, aislacionista y pobre o puede abrirse hacia inversiones extranjeras. Pero no puede hacer ambas cosas a la vez. Orban y su partido controlan ya no solamente el Parlamento, sino casi todas las ciudades más importantes. Entonces los medios deberían ocupar un rol crítico y de oposición política. Su independencia debería ser apoyada decididamente, de ser necesario ante los tribunales europeos”.

Autor: dpa / afpd / VR

Editora: Pablo Kummetz