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No son estonios. Tampoco son rusos. Muchos apátridas sufren crisis de identidad durante años. Sus familias fueron desplazadas por los soviets a partir de 1944 a la zona en que hoy se encuentra Estonia. Puesto que, debido a sus deficientes conocimientos de estonio, no son reconocidos como ciudadanos; muchos viven marginados. Entre los estonios, que por lo demás son europeístas, se agudiza el temor a que resurjan las tensiones con la minoría rusa del país en vista de las amenazas del Kremlin a Ucrania.