La comunidad LGTB+ en los Balcanes - En lucha por la igualdad de derechos
Un buen ejemplo es Azis: gay, gitano y la mayor estrella del pop en su Bulgaria natal. Su apariencia es un desafío para los búlgaros religiosos y tradicionales. Solía actuar como drag queen, mientras que ahora presenta una imagen de musculoso vulnerable. Tras salir del armario en dos ocasiones, Azis afirma que en Bulgaria ahora es más fácil decir "soy gay" que "soy gitano". En Serbia, las ideas conservadoras del Ejército y la Iglesia gozan de una gran consideración. Precisamente por eso sorprende que en su capital, Belgrado, se encuentre uno de los mayores centros de cirugía para reasignación de sexo de los Balcanes. Helena Vuković era comandante en el Ejército serbio, del que fue expulsada tras afirmar ser una mujer en el cuerpo de un hombre. Ahora Helena es una activista por las personas transgénero en su país. En Bosnia y Herzegovina a las personas queer todavía les resulta difícil manifestar su condición en público por temor a la violencia y la discriminación. Sin embargo, también hay jóvenes que se atreven a romper los prejuicios y buscar una mayor visibilidad. Mientras que en Europa Occidental el desfile anual del Día Internacional del Orgullo LGBT+ ya es una imagen corriente, en Sarajevo todavía resulta una pequeña revolución. Ser diferente a la mayoría supone un problema en los Balcanes, especialmente tras las guerras que terminaron con la antigua Yugoslavia. Lejla Kalamujić, una de las principales voces de la literatura bosnia contemporánea, escribe sobre la vida de las personas queer en la posguerra. Su libro de relatos "Call me Esteban" ha sido publicado en diferentes idiomas. En él analiza las estructuras patriarcales en los Balcanes y explica por qué hay tan pocas voces queer en la escena cultural de esta región. La Comunidad LGTB+ en los Balcanes reúne a figuras notables de la escena queer en Bosnia y Herzegovina, Bulgaria y Serbia que luchan por la libertad, la justicia y el reconocimiento en sociedades donde los populistas, la religión y el machismo continúan imponiendo sus reglas.