Los semidioses griegos
4 de julio de 2004No hay duda, no fue el mejor partido de la Eurocopa 2004, hubo mucho mejores, pero fue el final y no le faltó pasión especialmente en los últimos minutos. Grecia venció a Portugal 1 a 0.
Ante un estadio repleto miles de espectadores vieron como intento tras intento los portugueses fallaban la portería, cuando lograban alcanzarla. A tiempos parecía un campo demasiado grande para ambos equipos. Si algo caracterizó este último juego de la Eurocopa 2004 fue un equipo griego parecido a una barrera impenetrable. Los portugueses sin duda con mayor clase individual fueron víctimas de la falta de precisión, pues aunque lograron romper, especialmente hacia el final, el cerco griego no lograron meter el gol.
Una nación llora
Luiz Felipe Scolari, entrenador portugués, siguió con seño adusto el juego: ¿Preveía el resultado? Toda una nación dejó de respirar cuando al minuto 56 el griego Angelos Charisteas metió el gol que sería el de la victoria. Hasta entonces y también después, se pudo disfrutar la lucha incansable de Deco, de Pauleta y Figo y especialmente del grandioso fútbol de Cristiano Ronaldo, quien finalizó la lucha de 90 minutos con lágrimas en los ojos.
Lo que no lograron los portugueses lo logró “Jimmy Jump” al minuto 85. El hincha logró driblar la seguridad del estadio y meterse a la portería griega ante los ojos desesperados de los jugadores lusos que veían esfumarse el tiempo para tratar de evitar lo inevitable. Y al final los griegos dominaron con su juego disciplinado no sólo en las canchas sino también con cánticos en las tribunas.
Alemania padece Ottomania
En Alemania el equipo preferido estaba definido desde un principio. Para muchos alemanes parecería que no fueron once griegos los que vencieron, sino un alemán: Otto Rehhagel, el entrenador alemán de la selección griega.
El entrenador que al inició de la Eurocopa 2004 causaba risas y uno que otro chiste entre los especialistas del fútbol germano, se transformó en sólo tres semanas en “König Otto”. De repente todos quieren al rey y su nombre ya cursa en los medios como candidato a encargarse del equipo nacional alemán. Si lo pudo con los griegos, por qué no con los alemanes, que tan necesario lo tienen, especialmente con vistas al Mundial 2006 en donde serán equipo anfitrión.
La gran sorpresa de este Eurocopa luchó desde el principio y demostró que los pequeños con sencillez ante las cámaras pero con unidad en el campo logran ganar si juegan juntos, en equipo y con el corazón.