Namibia: turismo con sentido ecológico
Turismo de masas, conservación de la naturaleza y compromiso social. ¿Es posible juntar todos estos elementos? Namibia se ha ganado el reconocimiento internacional en la gestión sostenible de recursos.
Un destino atractivo
El desierto de Namibia, la costa atlántica, el desierto de Kalahari o las tierras altas de Damara: sus distintos ecosistemas y la diversidad en su fauna atraen cada año un millón de viajeros a Namibia, principalmente de Angola y de Sudáfrica. Alemania encabeza la lista de países europeos con este destino. El turismo es, después de la minería y de la pesca, el sector económico más importante.
Muchos animales, muchos turistas
Namibia es uno de los primeros países en el mundo que contempla en su constitución la conservación y el uso sostenible del medio ambiente. La naturaleza se entiende como potencial de desarrollo y la calidad del turismo depende, a su vez, de la calidad del ecosistema. Resultado: alrededor de un 15 por ciento del territorio está protegido como reserva natural, reserva de fauna o zona de descanso.
"Yo veo lo que tú no ves."
El sueldo de un empleado de turismo podría alimentar a alrededor de cinco miembros de una familia, según el Ministerio de Turismo. Issy Karaerua, padre de seis hijos, lo corrobora. El guía de viajes de Grootfontein muestra su país con pasión a los turistas. “Me encanta contar a los demás detalles que desconocen”, cuenta Issy. Su lugar favorito: Namib. “Allí habita mi corazón”.
Buenas calificaciones
La dirección del Parque Nacional del Ministerio de Turismo contempla: la protección de la biodiversidad, la conservación del país y la repartición de los beneficios entre la población. Gracias a ello, la situación financiera de muchas comunidades rurales ha mejorado en los últimos años. Por su esfuerzo y éxito, la organización WWF Namibia 2013 le concedió el premio “Regalo a la Tierra".
Escarabajos y lagartos del desierto
Tommy Collard se mueve entre dunas, cava en la arena y saca un insecto: un escarabajo. Gracias a “Living Desert Tour”, Collard ha acompañado en los últimos años a más de 2.000 estudiantes a través del desierto del Namib. “Cuando regresan, les cuentan a sus padres los tesoros que hay aquí.", dice Collard. "El desierto es mi corazón. Puedo leer a través de él como si fuera un periódico.”
Cambios en la caza
Solo unos 10.000 guepardos viven actualmente en Asia y en África: es una especie en peligro de extinción. Namibia protege a la mayoría de ellos: alrededor de un tercio de todos los guepardos del mundo. El equipo de Cheetah Conservation Fund (CCF), en Otjiwarongo, se dedica a la protección, crianza e investigación de este veloz animal.
Un felino es un felino
El londinense Brian Badger vive rodeado de felinos. Gestiona zoológicos y ahora dirige la organización CCF. “La protección de la naturaleza debe ser integral”, explica. “Tiene que incluir a los animales y a los seres humanos, así como a su medio amiente”, añade. De forma regular, CCF ofrece formación para granjeros con el objetivo de reducir el choque entre humanos y fauna salvaje.
Un estorbo en potencia: Acacia Mellifera
Para disgusto de muchos animales y agricultores, esta especie de árbol perenne crece en zonas secas y cubre unos 26 millones de hectáreas de la sabana de Namibia. Aquí no crece nada más. Sin embargo, representa un combustible respetuoso del medio ambiente. La fábrica de cemento africana Ohorongo usa madera de Acacia para calentar su central eléctrica y se vuelve así independiente del carbón.
Privado, exclusivo, sostenible: Wolwedans
Los cabañas Wolwedans se encuentran en la Reserva Natural de Namibrand. El parque se extiende a lo largo de 200.000 hectáreas privadas en el sur de África. El negocio familiar lleva ya dos generaciones funcionando. “Debemos encontrar un equilibrio entre humanos, planeta y beneficios”, explica Stephan Brückner, responsable de las instalaciones.
Un parque para la comunidad
El terreno en Namíbia es un bien demandado y la población debe beneficiarse de ello, según el Ministerio de Medio Ambiente. De lo contrario, los turistas no serían bien recibidos. Las zonas de conservación están registradas como comunitarias. Ellos también deciden: ¿queremos una casa de campo? ¿cuánto se puede cazar? Un 40 por ciento de los beneficios son para la comunidad.