La alta tasa de desempleo de Calabria hace que muchos jóvenes se vean obligados a abandonar esta región. Sin embargo, Rossella, vive aquí feliz en el paraíso que ha creado, con 20 cabras, algunos olivos y un precioso paisaje. Maka llegó a Italia en una patera junto con otros migrantes. El trabajo con Rossella supone una gran oportunidad para él, ya que le permite enviar dinero a su prometida en Mali. Pese a sus diferencias, ambos se tienen un gran aprecio y trabajan juntos codo con codo. El abandono del pueblo de Pentedattilo es cada vez más evidente. Apenas una vez al año resucita de su letargo, cuando los turistas suben a pie por las colinas de Calabria, recorriendo el empinado camino que lleva hasta su iglesia. Allí tiene lugar el festival de cortometrajes de Pentedattilo, una importante cita para los amantes del cine y los antiguos habitantes del lugar. Rossella y Maka están convencidos de que su vida sencilla y autosuficiente puede servir para inspirar a otros. Los últimos habitantes de Pentedattilo esperan que otros jóvenes y migrantes sigan su ejemplo para insuflar nueva vida a los pueblos fantasma de Italia.