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Otras fiestas navideñas: contra la soledad

Regina Mennig / RML25 de diciembre de 2012

Es raro ver las calles alemanas tan vacías como en Nochebuena. Quien no celebra Navidad con la familia o amigos, se enfrenta con la soledad. Por suerte, hay fiestas navideñas abiertas para todos.

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Klaus (i) y Peter (d) asistieron a la tradicional cena de Navidad para indigentes en el Hotel Estrel, este 19.12.2012, en Berlín-Neukölln.
Klaus (i) y Peter (d) asistieron a la tradicional cena de Navidad para indigentes en el Hotel Estrel, este 19.12.2012, en Berlín-Neukölln.Imagen: picture-alliance/dpa

Para Peter Kühweidler, la Navidad comienza a las cuatro de la mañana. En su cocina se juntan los preparativos para una sopa de res, ese asado de buey adobado en vinagre y especias que los alemanes nombran Sauerbraten, unas albóndigas de papas llamadas Kartoffelklößen y filetes de cerdo en salsa de champiñones. Todo eso, para entre 120 y 140 personas.

Peter Kühweidler: "la experiencia es siempre hermosa".
Peter Kühweidler: "la experiencia es siempre hermosa".Imagen: privat

El menú no es para una familia extremadamente numerosa. Los invitados son personas mayores, pobres, sin techo o –sencillamente–  solas, a las que  Kühweidler les cocina por Navidad desde hace 16 años, en la pequeña ciudad de Wesseling, cerca de Colonia. Peter Kühweidler y su mujer, Angelika, administran un restaurant aquí, en la región de Renania.

Quitarse el delantal y unirse a sus invitados en el salón, tarde en la noche del 24 de diciembre: eso es la Navidad para este cocinero. "Ahí sí brillan las guirnaldas, las bolas navideñas y los ojos", dice Kühweidler y añade sonriente: "Mi mujer ya está cansada de oírme repetir esa frase, pero es que la experiencia es siempre hermosa, una y otra vez". Y cada vez es distinta, pues Kühweidler no sólo tiene invitados que repiten cada año. A ellos se suman siempre nuevos, como los refugiados, por ejemplo. A veces vienen musulmanes a la fiesta, por eso no sólo se ofrece carne de cerdo, sino también de res.

Activistas anónimos y reconocidos

Peter Kühweidler sabe lo que es estar solo. Con esta comida anual de Navidad quiere devolver a la sociedad un poco de la ayuda y el afecto que recibió en su patria, Austria, cuando quedó huérfano de madre a los 13 años de edad y tuvo que ocuparse de sus cuatro hermanos menores. Y en este empeño no está solo. Si bien dona muchos de los ingredientes de la cena, el evento tiene el respaldo de la representación local de Caritas, la organización humanitaria de la Iglesia Católica.

En otras ciudades del país, personajes anónimos como Kühweidler o personalidades reconocidas de la cultura o la política alemana han realizado acciones similares en los últimos años. Una de las cenas más sonadas es la que ofrecen, desde hace 18 años, el cantante de música popular Frank Zander, el hotel berlinés Estrel y la organización caritativa de la iglesia protestante alemana, Diakonisches Werk. A la de este año asistieron 2.800 personas pobres o indigentes (como los fotografiados en la imagen que encabeza este artículo), y entre los meseros sirvieron personalidades como el jefe del partido Los Verdes, Cem Özdemir, y el boxeador Graciano Rocchigiani.  

Bajo un puente de Hamburgo: un arbolito improvisado con restos hallados en la basura.
Bajo un puente de Hamburgo: un arbolito improvisado con restos hallados en la basura.Imagen: picture-alliance/dpa

Navidad y familia: un nuevo sentido

Cuando el ritmo acelerado de la ciudad se paraliza en la noche del 24 de diciembre, luego que todas las tiendas han cerrado, es probablemente a quienes deambulan por las calles, sin techo, a quienes más patente se les hace su soledad. Pero no sólo a ellos los golpea en la Nochebuena esa inconfundible desazón que provoca la certeza de estar solos. Marita Hoff lo sabe bien. Ella organiza este año, por cuarta vez, una fiesta navideña abierta en la localidad de Horn, cerca de Bremen.

Marita Hoff: "¡Le he descubierto un nuevo sentido a la Navidad!".
Marita Hoff: "¡Le he descubierto un nuevo sentido a la Navidad!".Imagen: privat

"Una vez vino una joven estudiante", recuerda, "no se entendía con sus padres, pero tampoco quería quedarse sola en la residencia estudiantil". Marita Hoff recuerda también a una madre soltera con su hija, sentadas al margen de la fiesta, apenas observando. Para ellas, al parecer, lo importante era, sencillamente, estar cerca de otras personas.

Es por eso que esta jubilada de 69 años ha decidido seguir pasando cada Navidad con desconocidos: "porque de eso se trata, de poner al ser humano en primer lugar, no al consumo". Sus hijos hace tiempo que no viven con ella y su esposo la ayuda a organizar estas fiestas, que Marita resume así: "¡Le he descubierto un nuevo sentido a la Navidad!"

Autora: Regina Mennig / RML

Editor: Diego Zúñiga